miércoles, 11 de agosto de 2010

Trabajo freelance: la diferencia entre nuestras expectativas iniciales y la realidad

Con el trabajo freelance sucede como con casi todo: una cosa es lo que esperas, y otra bastante distinta lo que encuentras al final. Esto no tiene por qué ser negativo. Es, simplemente, la diferencia entre nuestras expectativas iniciales -basadas en prejuicios e ideas preconcebidas- y la realidad.
Estas son algunas de las cosas que nos imaginamos que vamos a encontrar en nuestra actividad como freelance:



1. Voy a trabajar menos horas

Es fácil pensar que, puesto que el trabajo depende de nosotros, no hay ningún jefe por encima y no tenemos un horario fijo, podemos organizarnos de otra manera para trabajar menos horas. Pero esto no siempre es así.
Es cierto es que como freelancers nos ahorramos el tiempo de desplazamiento al trabajo, que en las grandes ciudades no es poco. Pero también es cierto que, a medida que vamos consiguiendo clientes, vamos acumulando tareas y compromisos de entrega. Decir “no” resulta muy complicado cuando no sabes qué oportunidades surgirán al día siguiente… Así que, si todo marcha bien, las tareas se acumulan, y podemos acabar trabajando un número de horas [muy] superior al de cualquier empleado en una empresa.
Eso por no hablar de los profesionales que compaginan ambas actividades. Para ellos, el trabajo freelance siempre es un “añadido” de horas frente a la jornada laboral “ordinaria”.

2. Puedo seleccionar los proyectos en los que quiero trabajar

En teoría, esta asunción es correcta: como profesional freelance puedes realizar solo aquellos proyectos que te atraigan, te interesen, te motiven, te satisfagan… Pero lo cierto es que si quieres mantenerte en el mercado, y no tienes otra vía de ingresos, al final vas a tener que aceptar muchos otros proyectos que en principio no te parecerán tan interesantes.
Incluso tus buenos clientes, aquellos que normalmente te proponen trabajos atractivos, en algunas ocasiones acudirán a ti con proyectos rutinarios, grises y aburridos. Decir que no en esos casos resulta difícil, y puede que bastante arriesgado.

3. No tengo que trabajar con gente complicada

Toda la gente complicada está en la oficina, ¿no es cierto? Jefes incompetentes, compañeros con un carácter difícil, gente que se dedica a pasarle su parte de trabajo a los demás, personas que frenan cualquier tipo de innovación y creatividad, etc.
Tendemos a pensar que si abandonamos la oficina y empezamos a trabajar por nuestra cuenta conseguiremos librarnos de estos problemas. Pero esto no es del todo cierto. Porque como freelancers vamos a tener que gestionar a un montón de clientes que no van a ponérnoslo fácil. Y además, tendremos que responder en primera persona, dando la cara con nuestro trabajo, con nuestra gestión del proyecto, y con nuestra capacidad de comunicación.
Ya no vamos a poder llamar a un jefe de proyecto, ni a un gerente, para que solucione una situación complicada. Tendremos que ser nosotros los encargados de deshacer el nudo.

4. Puedo mantener mi nivel de ingresos anterior desde el principio

Como freelancer se puede vivir bien, y ganar tanto dinero -o más- que como asalariado. Pero normalmente lleva su tiempo conseguir un nivel de ingresos suficiente: hay que conseguir clientes, hay que ampliar la red de contactos profesionales y el número de proyectos, etc. Los inicios son el punto más complicado. Por eso tantos profesionales comienzan compaginando su trabajo como asalariados con pequeños proyectos por su cuenta. Más adelante, cuando ya tienen clientes habituales y algunos ahorros, pueden considerar la posibilidad de dar el salto.

5. Contrataré gente para que haga el trabajo por mí

Es cierto que algunos freelancers subcontratan parte del trabajo que consiguen. Pero esto no suele ocurrir hasta que su actividad está bastante consolidada y:
1.Tienen suficiente trabajo como para subcontratarlo
2.Conocen a otros profesionales de confianza capaces de realizar el trabajo con garantías
3. Han adquirido la experiencia suficiente para gestionar proyectos en los que hay varios actores implicados
En resumen, subcontratar -pasarle el trabajo a otro- no resulta tan sencillo. De hecho, lo más común es que el profesional freelance tenga que realizar todo el trabajo por su cuenta. No solo las tareas estrictamente relacionadas con el proyecto, sino también otras tareas asociadas a nuestra actividad: pago de impuestos, formación, etc.

6. Antes de hacerme freelance necesito acumular mucha experiencia

Muchas personas esperan años y años antes de empezar a trabajar por su cuenta. Pero esto no tiene por qué ser así. De la misma forma que en todas las empresas hay gente que acaba de empezar a trabajar, y que lógicamente todavía no tiene experiencia, en el campo freelance hay profesionales que han dado el salto nada más terminar sus estudios. Lo tienen muy claro y prefieren adquirir su experiencia directamente como profesionales autónomos.
Al final se trata de asumir que en el campo freelance -como en el asalariado- podemos encontrar todos los niveles de experiencia, y que el nivel de experiencia suele ir asociado al nivel de retribución: un recién llegado difícilmente va a cobrar como un profesional con años de trabajo.
Puedes consultar el artículo Freelancing Dreams vs. Freelancing Reality, publicado por Laura Spencer en FreelanceFolder.

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