martes, 28 de diciembre de 2010

Ciudades sustentables: ¿utopia o realidad?

“Ciudades sustentables”. A primera vista, parecería un concepto contradictorio. Una ciudad que depende de la energía para su iluminación, del ingreso de camiones para la provisión de alimentos y productos, que posee aeropuertos, donde sus habitantes son grandes consumidores de recursos y generadores de cantidades enormes de desechos, y donde la contaminación no sorprende a nadie, ¿puede llegar a ser sustentable? En una ciudad que depende de fuentes de energía no renovables, ¿se puede hablar de sustentabilidad?
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realidad?
Por definición, una ciudad sustentable estará constituida de viviendas autosuficientes, capaces de satisfacer por sí mismas las demandas energéticas de quienes la habiten. Existirá un sistema de recolección y tratamiento de residuos eficiente, transporte público menos contaminante, conciencia ambiental, espacios verdes, legislaciones y normativas acordes que contemplen y resguarden la calidad de vida de los ciudadanos y su entorno, y, por sobre todo, habrá educación, asesoramiento y herramientas que les permitan participar activamente del cuidado de la ciudad que habitan. Quizás por eso es conveniente hacer referencia a “ciudades más sustentables”, un concepto que, hoy en día, se está desarrollando cada vez más en muchos lugares del mundo y que apunta, justamente, a lograr un equilibrio entre consumo y cuidado ambiental, entre uso de recursos naturales y responsabilidad, entre satisfacer las necesidades del hombre y la concientización. Y todo esto se logra implementando métodos y herramientas actualmente vigentes y disponibles. Una ciudad más sustentable apuntará a aumentar los espacios verdes, que producen oxígeno, absorben el agua de lluvia evitando inundaciones, significan un contacto con la naturaleza y poseen la capacidad de contener vida animal y vegetal. En este concepto se incluye a las azoteas vivas o techos verdes, que consisten en cubrir las terrazas de las edificaciones con un manto de tierra y vegetación. Por otro lado, y en lo que respecta al consumo ético responsable, los productos, en especial los alimenticios, deberían provenir de zonas linderas. De esta manera, se reducirá drásticamente el gasto energético del traslado. Como sucede en la mayoría de las ciudades, el transporte público es indispensable para la movilidad de los ciudadanos. En este caso, se propone el uso de aquellos energéticamente eficientes y de baja contaminación, como el subte, el tranvía y los ecobuses. De igual manera, una sociedad ambientalmente responsable y concientizada trabajará por la reducción y el reciclado de sus desechos, y el Estado le brindará las pautas de separación de residuos estipuladas para que el ciudadano las lleve a cabo.
Como se ve, todos estos métodos pueden verse en varios lugares del mundo. Costa Rica, Chile, España, Canadá son sólo algunos de los países que poseen ciudades más sustentables. Una de las emblemáticas es Vauban, en Alemania, un barrio que posee casas con paneles solares fotovoltaicos, donde los ciudadanos se movilizan en bicicleta o a pie, donde cada uno cultiva su propia huerta, y en el que los residuos, los espacios verdes y la educación no son tomados a la ligera.
Podemos aspirar a un barrio, o a un pueblo, incluso a un consorcio de vecinos más sustentable. La diferencia la marcará nuestra iniciativa y la seriedad con la que asumamos el compromiso de trabajar “en equipo” por una comunidad más sana y en armonía con la naturaleza.

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