viernes, 3 de diciembre de 2010

Arquitectura bioclimática, ¿una moda pasajera?: por Luis Escribano

La arquitectura bioclimática no es un fenómeno nuevo, solo es un cúmulo de técnicas, algunas de ellas bien conocidas y otras fruto de las innovaciones más recientes que deben aplicarse de una forma conjunta. Tampoco es un movimiento aisladado, debemos encuadrarlo en tendencias más o menos amplias que reunen un sinfín de términos como construcción ecológica, arquitectura sustentable, a veces confusos y otras veces poco útiles. Para acabar con lo que no es, la arquitectura bioclimática no es un fín en si misma, sino que intenta solucionar problemas que el hombre ha ido descubriendo y que son de dos tipos: económico y medioambiental.
El problema medioambiental es relativamente reciente y nace con lo que denominamos tercera generación de movimientos sociales, o movimientos post-insdustriales: pacifismo, ecología, anti-globalización,etc. Estos movimientos tienen cada vez más un carácter global y están muy unidos a lo que se conoce también como tercera ola de derechos humanos.

El problema económico se debe a la dependencia de los sistemas económicos del petróleo, como fuente energética pero también como materia prima para un sin fin de productos. El hecho de que las reservas de petroleo sean limitadas y estén en manos de unos pocos países productores, algunos organizados en torno a un oligopolio, hacen que en épocas de escasez muchas economías sientan la necesidad de buscar alternativas energéticas. Solo así podemos entender por qué la construcción bioclimática tuvo un momento importante en los años 70‘, en plena crisis del petróleo. Solo hay que hacerse con comic como los de Spirou para quedar impresionado con la amalgama de tiras sobre coches ecológicos, casas eficientes, etc.
¿Es entonces la arquitectura ecológica un fenómeno coyuntural? Pues sí y no. Sí en la medidad en que su desarrollo depende mucho del precio del petróleo, y sobre todo de las épocas con mayor escasez. No en la medida en que movimientos ecologistas, en torno a grandes lobbies como GreenPeace y otros grupos de interés están extendiendo cada vez más la preocupación por el medio ambiente.

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