Las grandes ciudades son un ejemplo de eficiencia: en ellas se proveen servicios básicos como agua, energía y transporte a un gran número de personas a un bajo costo per cápita (pensemos, por ejemplo, en el costo de llevar luz a cien personas viviendo en un solo edificio y a cien distribuidas en el campo). Pero también son el destino de la mayor parte de combustibles fósiles, metales y concreto que se extraen, y consumen casi la mitad de la capacidad fotosintética anual de la naturaleza.
Si a todo esto sumemos que más de la mitad de la población mundial vive en ciudades y que este número va en aumento, no es extraño entender que las ciudades son un elemento clave en pensar un futuro sustentable.
En Descubre el verde venimos hablando hace tiempo de diferentes acciones que se vienen llevando a cabo para hacer a nuestras ciudades más verdes y amigables con las personas: desde pequeñas intervenciones como la rehabilitación de cuadras y creación de espacios verdes, hasta la creación de nuevas urbes inteligentes y el rediseño de ciudades existentes. Sin embargo, un nuevo informe del World Future Council (vía Planeta Sustentavel) asegura que no alcanza con hacer a nuestras ciudades más eficientes: hay que pensar en ciudades regenerativas.
"El desafío hoy no es sólo crear ciudades sustentables sino ciudades regenerativas: asegurarnos que no se vuelvan simplemente eficientes en el uso de recursos y en emisiones de carbono, sino que mejoren en lugar de debilitar los servicios ambientales que reciben desde afuera de sus límites", señala el documento Ciudades regenerativas (PDF).
En concreto, significa que las ciudades deben cambiar la relación que tienen con las áreas aledañas que proporcionan recursos como agua, alimentos y materias primas: en lugar de extraer y escurrir estos ecosistemas, deberían enriquecerlos para que puedan seguir proporcionando los mismos en el tiempo y cerca de las urbes.
El documento habla de tres modelos de ciudades que se han sucedido: la Agrópolis como la pequeña urbe agrícola rodeada de los campos de producción de materias primas; la Petrópolis como la ciudad moderna centralizada y desconectada de los medios de producción, en la que la economía está basada en combustibles fósiles; y la Ecópolis -el ideal al que debemos marchar-, en la que se vuelven a acercar los medios de producción, combinados con tecnologías modernas de comunicación, transporte y generación de energías limpias.
Petrópolis: el modelo de ciudad actual en el que vivimos. © copyright Herbie Girardet/Rick Lawrence.
Sin duda estas ideas van en línea con conceptos como la agricultura urbana: se trata de volver a acercarnos a las fuentes que nos proveen lo que necesitamos para vivir, para entenderlas, respetarlas y cuidarlas. Ya que cuando estamos desconectados del origen de lo que consumimos, no hay forma de entender que es importante cuidarlo.
Si bien pareciera que la planificación de nuestras ciudades depende de fuerzas fuera de nuestro alcance, todos podemos movernos hacia actitudes regenerativas involucrándonos en la forma en que se producen los alimentos y cosas que consumimos, teniendo una actitud respetuosa con el medio ambiente y reduciendo nuestra dependencia de combustibles fósiles. Obviamente, también exigiendo a nuestros líderes políticas que tiendan a este futuro, e involucrándonos con nuestra comunidad.
El estudio completo Ciudades regenerativas se puede leer en el sitio de World Future Council (link a PDF).
En concreto, significa que las ciudades deben cambiar la relación que tienen con las áreas aledañas que proporcionan recursos como agua, alimentos y materias primas: en lugar de extraer y escurrir estos ecosistemas, deberían enriquecerlos para que puedan seguir proporcionando los mismos en el tiempo y cerca de las urbes.
El documento habla de tres modelos de ciudades que se han sucedido: la Agrópolis como la pequeña urbe agrícola rodeada de los campos de producción de materias primas; la Petrópolis como la ciudad moderna centralizada y desconectada de los medios de producción, en la que la economía está basada en combustibles fósiles; y la Ecópolis -el ideal al que debemos marchar-, en la que se vuelven a acercar los medios de producción, combinados con tecnologías modernas de comunicación, transporte y generación de energías limpias.
Petrópolis: el modelo de ciudad actual en el que vivimos. © copyright Herbie Girardet/Rick Lawrence.
Sin duda estas ideas van en línea con conceptos como la agricultura urbana: se trata de volver a acercarnos a las fuentes que nos proveen lo que necesitamos para vivir, para entenderlas, respetarlas y cuidarlas. Ya que cuando estamos desconectados del origen de lo que consumimos, no hay forma de entender que es importante cuidarlo.
Si bien pareciera que la planificación de nuestras ciudades depende de fuerzas fuera de nuestro alcance, todos podemos movernos hacia actitudes regenerativas involucrándonos en la forma en que se producen los alimentos y cosas que consumimos, teniendo una actitud respetuosa con el medio ambiente y reduciendo nuestra dependencia de combustibles fósiles. Obviamente, también exigiendo a nuestros líderes políticas que tiendan a este futuro, e involucrándonos con nuestra comunidad.
El estudio completo Ciudades regenerativas se puede leer en el sitio de World Future Council (link a PDF).
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