jueves, 1 de abril de 2010

Ilusiones urbanísticas contra la crisis: AVE China-Londres (o cuando la vida se compra y se vende).

Raúl Lucas Iglesias
Técnico de la Administración Local
http://www.urbanismo.com/wp-content/uploads/2010/03/ave.png
Macroproyectos urbanísticos se dan por doquier: el túnel bajo el canal de La Mancha, el proyecto de túnel sobre el estrecho de Gibraltar y ahora, por gracia del gran dragón asiático emergente, es decir, China, tenemos un nuevo sueño que se ha hecho público en los medios de comunicación en estas fechas ya primaverales: la unión de China con la capital del Reino Unido mediante una línea de ferrocarriles de alta velocidad.

Parece que a una velocidad constante de trescientos kilómetros por hora el trayecto, que necesitará del concurso de catorce países diferentes para ser llevado a cabo, tendrá una duración de aproximadamente cuarenta y ocho horas. Ante todos estos datos, se antojan y suscitan caprichosas preguntas movidas por una insana y voraz curiosidad.
Así pues, cuántos ciudadanos estarán dispuestos a realizar un viaje de dos días en lugar de otro de un cuarto de duración viajando en avión, la respuesta es clara: pocos. Pero si la diferencia de precio respecto del billete de avión es sustantiva, la respuesta ya no es tan clara, obviamente. Un billete estándar de avión que una ambos lados del continente euroasiático puede rondar los novecientos euros. Cual es el margen de bajada que puede soportar este proyecto urbanístico. ¿Billetes de AVE Pequín-Londres por doscientos cincuenta euros?, ¿Billetes de AVE Pequín-Londres por doscientos euros?, ¿Billetes de AVE Pequín-Londres por ciento cincuenta euros? Cual es el precio con el que se compra el tiempo de viaje. Quien se pueda permitir el coste del billete aéreo disfrutará de un día y medio más de vida. El tiempo se puede comprar y como siempre se sostendrá un equilibrio frágil entre pobreza y riqueza, equilibrio mantenido por la ilusión del ascenso social. Todos soñaremos con poder viajar en avión en lugar del lento tren, todos tendremos la ilusión del ascenso social que nos permitirá viajar más rápido y comprar vida.
maps
Finalmente, como siempre, todo se compra y se vende hoy en día y la vida no iba a ser una excepción. Como excusa para invertir en medio de una crisis draconiana sacamos de la chistera una línea de alta velocidad de diez mil kilómetros, una década de trabajo, cuando nadie se acuerde de la crisis dentro de una década, el proyecto finalizará y la ilusoria inversión habrá finalizado con él. El Orient Express del siglo XXI no es sino una ilusión.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Negocios