miércoles, 3 de octubre de 2012

5 ideas de “coaching para la valentía” de profesionales y emprendedores: presentación y vídeo en #emprende2012

 
Los que esperan a que las cosas lleguen recibirán las abandonadas por los que salieron a buscarlas
¿Cómo conseguir ser más valientes? Los miedos nos impiden superar nuestra versión más mediocre. El primer reto que nos plantea la ansiedad es mantenernos en el terreno de juego, dejar de huir para afrontar los retos pendientes o para proponernos otros. La mayoría de las veces no escapamos del futuro corriendo, simplemente no hacemos nada y luego nos convertimos en expertos en justificar la inmovilidad. El Foro Emprende 2012, organizado por Euskadi Emprende y por el Gobierno Vasco, me invitó a insuflar valentía a 400 profesionales y emprendedores el pasado 12 de Septiembre en el BEC de Barakaldo-Bilbao.


Siempre es un placer volver a Euskadi donde encuentro profesionalidad y mucha participación. Es un gusto, la verdad. Al final del post tenéis la presentación que utilicé y el vídeo completo de la intervención. Experimenté con nuevas y un tanto arriesgadas dinámicas participativas, había que predicar con el ejemplo. Fue una de las ‘ponencias’ más intensas que he vivido. Propuse 5 ideas de ‘coaching para la valentía’, ¿cuál de ellas te proporcionará más valor?
1. Objetivo. “Cuanto más sabes quién eres y qué quieres menos te afectan las cosas.”
Esta reflexión de la película Lost in translation muestra que tener claro el camino hace recorrerlo con más entereza. Muchas veces calificamos como valentía lo que resulta mera determinación: las personas que persiguen sus metas sufren la misma ansiedad que las indolentes con su futuro, la diferencia es que las primeras están concentradas en sus retos y no en sus déficits, la diferencia es que caminan, no esperan, son protagonistas, no observadoras.
Un pringao no es quien persigue objetivos inalcanzables sino quien critica los ajenos en lugar de perseguir los propios.
Las emociones están sobrevaloradas. El psicólogo William James (1842-1910) afirmó que “el pájaro no canta porque es feliz, es feliz porque canta.” La clave para ser valientes y sortear la ansiedad es tener siempre a mano una ‘canción’ que interpretar, un motivo para cantar, independientemente de las ganas que tengamos de hacerlo. ¿Cómo sacar motivación cuando “no se tiene”? No esperes la motivación para actuar, ponte a hacer lo que harías si tuvieras motivación¿Cómo empezar? Con los pasos pequeños, no necesitan fuerza y llevan a los grandes. Cuando tengas dudas, prueba.
Cuando tengas dudas, da el siguiente paso pequeño.
3. Emociones. La ansiedad se alimenta de tu huida
¿Y si a pesar de tus miedos siguieras tu camino? ¿Y si lo haces, a pesar de todo? La metáfora del autobús, una perla de la psicología conductual, puede ayudarte a diferenciar de una forma gráfica entre tus emociones y tus comportamientos, entre lo que sientes y lo que haces, que yo suelo resumir así:
Si mantenemos nuestro autobús en ruta conseguiremos lo que nos proponemos y nos sentiremos mejor. Si dejamos de conducir en función de lo que sentimos, nuestras emociones negativas tomarán el control de nuestra vida. La ansiedad y los no-tengo-ganas puedes usarlos como excusas oficiales para no mejorar y afrontar tu vida, o puedes considerarlos simplemente pasajeros desagradables que inevitablemente debes acarrear en tu autobús pero que no deciden ni condicionan tu ruta. Tus pasajeros no son tú, tu eres el autobús y tú eres el conductor. ¿A dónde quieres ir?
“Aunque llegues el último en la carrera siempre tendrás detrás a los que no se atrevieron a correr.” Vía@josefajram
Muchas personas se sienten ‘huérfanas profesionales’ cuando no pueden presentarse citando una empresa en la que o con la que trabajen porque se encuentren en desempleo o sean freelances que comienzan. Esa forma de ansiedad en formato ‘inseguridad’ se soluciona creando una marca personal, se trabaje por cuenta ajena o propia.  En tiempos líquidos como estos, lo importante es qué ofreces y con qué calidad, independientemente de quiénes son tus clientes y si estos te pagan un salario o unos honorarios.
La reputación genera oportunidades, la profesionalidad las aprovecha. La profesionalidad no siempre es fácil mostrarla y demostrarla siempre en el contexto, canal o momento en que se requiere, así que es importante ocuparse también de generar una identidad digital. Dicho de otra forma:
Para parecer un experto, deberás ser un experto en parecerlo.
Andar con paso firme y ‘valiente’ es más fácil cuando tú controlas en parte la percepción que los demás tienen de ti. Los guapos se sienten más confiados porque en igualdad de condiciones reciben más oportunidades, es el efecto halo. Así que las personas menos atractivas tienen que prepararse mejor: si eres feo, hazte raro; si eres feo, genera una marca guapa ;-) El 2.0 ha acudido al rescate de los que somos un pelín menos atractivos que Brad Pitt o Angelina.
El principal generador de ansiedad son los contextos sociales profesionales. Las redes sociales han generado una cultura de las relaciones abierta, horizontal y de accesibilidad. Puedes llegar hasta la persona que decidas a golpe de ratón o de contacto gracias a LinkedinTwitter o Facebook. Los recursos ya están disponibles, ahora tienes que atreverte a usarlos. En el Foro Emprende 2012 propuse un sencillo modelo de networking en cuatro pasos que empodere a las personas con menos habilidades sociales: si haces APOP ya no hay stop. Aquí solo doy unas pinceladas:
1. Aprecia. El elogio es bueno, un elogio específico es la hostia. Si quieres ser uno más, deja un convencional ‘me gusta’ en la página Facebook o un impersonal ‘interesante post’ en el blog de los profesionales con los que quieres relacionarte. Si quieres ser conocido y reconocido, lee, analiza, profundiza, arriesga, elabora y comenta en los sitios de las personas que valoras y que quieres que te valoren. Demuestra que te gustan, pero de verdad.
2. Preséntate. Di quién eres antes de que lo piensen: “no soy el mejor, soy el adecuado.”
3. Ofrece. Da algo que sabes, da algo que haces.
4. Pide. No pidas ayuda, pide consejo.
Y repite este proceso las veces que hagan falta. Se supone que Bruce Lee dijo “no temo al hombre que ha lanzado 10.000 patadas diferentes, temo al hombre que lanzó la misma patada 10.000 veces”. Más importante que tu elevator pitch (presentación de ascensor) es el número de ascensores que tomas. Ir detrás siempre será una situación más ansiógena, generadora de mal rollo y de muchas dudas. Es mejor tomar la iniciativa, en palabras de Quevedo, “si quieres que los demás te sigan no tienes más que irdelante de ellos.”
La valentía no es una épica, interpretar cada uno de tus intentos o esfuerzos como momentos únicos o trascendetales solo te acarreará más ansiedad. La valentía es un estilo, es naturalidad, es práctica y aceptación de que las cosas buenas se alcanzan con tiempo, preparación y dedicación. Y si es con un poco humor, mucho mejor.
Si buscas la ocasión de presentarte, por ejemplo, a Risto Mejide será porque te interesa el mundo de la publicidad y el branding. Cuando tengas esa oportunidad no le digas que es ‘mucho más simpático en persona que en la tele’, ya lo sabe. Mejor conversa sobre su último libro, Que la muerte te acompañe. Pero para eso tendrás que leerlo, una vez lo hayas hojeado con detalle verás cómo te sientes mucho más valiente. ;-) Por cierto, a mi me gustó mucho. Y es que la valentía no es una emoción ni una actitud, es la consecuencia de nuestros actos. Como casi todo.
No esperes ser valiente para actuar; ponte a hacer lo que harías si fueras valiente
Fuente: Yoriento.com

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