jueves, 5 de agosto de 2010

MOTIVACIÓN LABORAL

Luego de la publicación del artículo ¿Por qué me cuesta ir a la oficina… otra vez? recibí unos cuantos comentarios sugiriéndome que proponga algunas alternativas para superar los problemas de desmotivación, afines a cualquier empresa. No creo en las recetas mágicas que solucionan problemas sin esfuerzo, al menos yo no las he visto. Sin embargo, puedo compartir algunas situaciones que podrían coincidir con ciertos episodios de su vida en la empresa, y hacer una breve referencia sobre las causas de la desmotivación y cómo tratar al desmotivado.

Casos típicos de desmotivación son fáciles de encontrar. Por ejemplo, cuando te toca un jefe con una larga trayectoria como gerente, cargo que probablemente fue obtenido tras duras batallas, en las cuales tuvo que “quitar de en medio” a quien amenazara su puesto y no precisamente por la capacidad y su talento.

Imaginemos un primer escenario: eres tú quien acaba de ingresar a la empresa, cargado de títulos y postgrados, seleccionado por uno de los más prestigiosos head hunters del medio, lleno de energía e ilusiones, derrochando conocimientos y orgullo por lo que lograste. Veamos: ¿cuál sería el pensamiento de un gerente con un perfil profesional competente: “¡Qué bien, se integra a mi equipo alguien con conocimientos, seguro que contribuirá en los resultados!”. La otra cara de la moneda: “Bueno, aquí llegó otra amenaza y de gran calibre, ¡más le vale que se vaya olvidado de sus títulos, porque aquí yo soy el que manda, vamos a ver cuánto dura en el puesto!. Es probable que esto se convierta en el principio del fin de tus días en esa empresa”.

¿Qué hacer? En este caso, se debe analizar el tipo de cultura de la organización, tener la certeza si se trata de un caso aislado o es práctica arraigada en ella. Si el gerente piensa y actúa de esa forma porque goza de la confianza y el aprecio de la alta dirección, entonces sugiero lo siguiente: quedarse en la empresa soportando los malos tratos del jefe, poniendo como excusa el buen sueldo que percibes, hasta que dure la paciencia, o, en su defecto, te valoras como profesional, recordando cuánto esfuerzo y dinero te costó alcanzar ese grado, para buscar una alternativa más acorde a tus expectativas.

Otro caso frecuente de desmotivación se produce cuando llevas algunos años esperando el ansiado ascenso ofrecido por tu jefe, sin embargo, cuando crees que por fin se “hizo el milagro”, ingresa a la empresa un nuevo ejecutivo lleno de pergaminos y referencias aterrizando directamente en ese puesto que tanto esperaste. En ese caso es necesario tomarse el tiempo para evaluar con calma y conversar con tu jefe para aclarar tu situación. Si la respuesta es sincera (muchas veces obedece a decisiones de un nivel superior), tendrás más claro el panorama para tomar una decisión más objetiva, menos visceral.

Un tercer caso se da cuando eres la persona que genera proyectos, propones nuevas ideas, y de pronto esas ideas se ven materializadas en mejoras para la empresa. Hasta ahí todo está bien, el inconveniente se genera cuando las “medallas” y los créditos son otorgados a tu jefe, quien no tuvo mejor idea que proponerlo como suyo.

Estas situaciones no son producto de algún guionista de película, estoy casi seguro que se asemejan a las que muchos de ustedes han tenido o tienen que soportar.

Causas de la desmotivación

Existe más de una teoría que trata de explicar el comportamiento de las personas y los motivos que las mueven a tomar decisiones o simplemente a no tomarlas. Según Juan Luis Urcola existen causas:

    * Imputables a la persona: reflejadas en actitudes negativas, sentimientos de injusticia apreciadas por el trabajador.
    * Imputables al trabajo: falta de objetivos, tareas poco atractivas, rutina, carga de trabajo, estar lejos de casa.
    * Imputables al jefe: estilo de liderazgo, falta de reconocimiento, promesas incumplidas, eludir la responsabilidad, mal ejemplo, mal humor, descontrol.
    * Imputables a la empresa: falta de sensibilidad, debilidad en la aplicación de normas, trato igual a los que cumplen y los que no.

Según la teoría de las motivaciones humanas de Juan Antonio Perez López:

    * Se puede motivar de manera externa, con dinero, con cosas materiales. En este caso lo que se puede esperar de un trabajador es cumplimiento de la tarea, cuota de venta, no más que eso.
    * Se puede motivar a un trabajador apelando a los motivos internos (delegación, capacitación, desarrollo). En ese caso se puede esperar de él creatividad, capacidad para solucionar problemas, sugerencias, iniciativa.
    * Se puede motivar apelando a motivos trascendentes, es decir pensando en la otra persona (ánimo y apoyo, apoyo a sus problemas personales, fomentar un buen ambiente). En ese caso se puede esperar del trabajador lealtad, confianza, sacrificio, identificación.

Cómo tratar al desmotivado

Según Juan Urcola, existen siete pasos para tratar a los desmotivados:

1. Recoger información: recoger actuaciones concretas, comportamientos, conversar con los jefes y compañeros más cercanos.

2. Hablar con la persona: con la información recogida, conocer de propia fuente su visión personal al respecto.

3. Efectuar un diagnóstico apropiado: habiendo recogido información de ambas fuentes, se puede realizar un diagnóstico adecuado.

Es necesario tener claro por qué un trabajador no cumple con sus funciones y no contribuye con los objetivos. Se puede atribuir a que no sabe (problemas de formación), porque no puede (problema de adaptación) o porque no quiere (problema de motivación). Es aquí donde se debe profundizar las razones por las que no quiere.

4. Profundizar las causas: muchas veces la persona no sabe exactamente por qué está desmotivada y lo atribuyen a otros factores ajenos.

5. Solucionar, si se puede: con toda la información obtenida se debe procurar resolver el problema. Es importante tener presente que nunca se debe tratar de motivar al desmotivado sin haber resuelto su problema de desmotivación primero.

6. Mantener una actitud positiva y de confianza: sin caer en chantaje ni privilegios, es la base para recuperar al desmotivado.

7. Tratar de buscar vías de motivación: se refiere a las formas de motivación explicadas anteriormente.

Es indispensable que todo jefe conozca de cerca las necesidades y expectativas de su gente. G. K. Chesterton decía: “En general estoy bastante menos interesado en lo que la gente hace que en por qué lo hace”. No se puede querer lo que no se conoce, es por ello que muchos que se hacen llamar líderes, caen en maltratos innecesarios, haciendo un mal uso del poder. No existen malos trabajadores sino malos jefes, escuché decir alguna vez en una conferencia, y estoy de acuerdo con eso. Por eso cuando veo realidades de abuso de poder, me viene a la memoria la siguiente frase: “Es más fácil dirigir esclavos que a personas libres”.

La desmotivación en el trabajo:
¿qué hacer?
Por Martín Alcandré *

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