martes, 15 de junio de 2010

Economía Digital, de la Información y de Red!!!

El término de Economía Digital se emplea para identificar el sector de actividad económica (en relación a la totalidad) que engloba el desarrollo, producción, distribución y procesamiento de bienes y servicios producidos mediante el empleo –en diferentes proporciones- de infotecnologías digitales, así como de los instrumentos e infraestructuras de acceso, transferencia y tratamiento de productos digitales haciendo uso de las TIC y los procesos de innovación, donde aquéllos de gran relevancia son capaces de desencadenar movimientos y cambios económicos de importancia, tal y como indica Joseph Alois Schumpeter (1883-1950). Este concepto, acuñado a finales del siglo XX, responde a escenarios económicos en los que la información es intrínseca e imprescindible en cada fase de la actividad productiva a desarrollar, máxime teniendo en cuenta el paradigma actual de La Sociedad de la Información. En la medida en que dichos procesos económicos dependen de la tecnología, toda la industria y servicios de la infotecnología quedan incluidos en la Economía Digital.



Este término engloba a otros conceptos como el de Economía de la Información, definiendo esta última como todos los bienes y servicios informacionales. Así, las principales materias primas para la creación de valor en la Economía de la Información son los datos y el trabajo para la generación, adaptación o síntesis de los primeros con un fin dado y capaz de aportar valor añadido en el mercado. Para ello, el conocimiento supone un recurso productivo estratégico, pero también un producto en sí mismo con valor propio. Según IDC, la cantidad de datos almacenados en 2008 alcanzó los 487.000 millones de GB, con un crecimiento anual del 3%, lo que supone aproximadamente 73 GB de información por cada habitante del planeta.
La globalización, la movilidad y la deslocalización de personas y organizaciones constituyen otros de los factores de cambio, que se unen a todos los demás y no hacen sino acentuar la necesidad de comunicación e intercambio de información entre nodos (personas u organizaciones) dispersos. Por ello, resulta necesaria la creación de canales de interacción en red, dinámicos y adaptativos, para fomentar el aprendizaje mutuo y la realización de sinergias complementarias, con cuya ayuda se pueden interiorizar los efectos externos de las actividades innovadoras, respondiendo así a intereses estratégicos.

Existe un gran potencial de negocio subyacente a la interconexión de todas las redes en la RUD ya que, según la ley de Metcalfe, la utilidad de una red crece de manera proporcional al cuadrado del número de usuarios que la utilizan. En este sentido, si el coste de una red es proporcional a la cantidad de nodos que la componen (N), el valor de dicha red es proporcional al cuadrado de la cantidad de nodos (N2), tal y como contempla el denominado efecto red. Por lo tanto, un bien o servicio tendrá un determinado valor para un cliente potencial en función del número de clientes o usuarios existentes, dando paso a la Economía en Red.

Como consecuencia, la compra de un bien por parte de un individuo beneficia indirectamente a los que ya tienen ese bien. Por ejemplo, cuando una persona contrata una línea telefónica móvil hace que las demás líneas telefónicas y terminales sean más útiles al poder establecer comunicación entre ellos (y por lo tanto el servicio telefónico se hace más valioso). Los teléfonos móviles, cada vez más preparados como terminales de Internet -además de sus propias funcionalidades-, multiplican el efecto red de ésta, dado que amplían su cobertura y, en consecuencia, su utilidad. Internet, como componente destacada de la RUD, se ve potenciada por la telefonía móvil a la que complementa a su vez en funcionalidades. Las redes representan una forma de interacción tanto entre componentes de la propia empresa (redes intraempersariales) como con socios externos (interempresariales), siendo capaces de reunir a agentes, recursos y actividades, hecho por el que se consideran como sistemas. Dichas redes son vistas como un reflejo de la creciente dependencia de la empresa frente a fuentes exteriores de conocimiento, siendo sensibles no sólo a los contactos sociales, sino también a la movilidad del conocimiento.

Asociada al movimiento Web 2.0 se desarrolla una actividad económica, cuyos productos y servicios se orientan a la capacidad de las personas de crear contenidos y compartirlos con otros, comunicar y comunicarse, socializar, reflexionar, así como de participar en foros colectivos y debates dando su opinión e incluso, sintiendo con el contenido, las interacciones, los mensajes y en general con toda la actividad que tiene lugar en la Web 2.0 y que puede transformar –al menos en parte- los métodos de gestión empresarial.

A este sector económico, aún inmaduro, se le denomina también Economía de Red por estar englobado dentro de ésta. Este sector, clasificado como tal en Estados Unidos, aun debe demostrar que es comparable a otros sectores productivos ya maduros en lo que respecta a la creación de valor neto. El posible desarrollo y maduración de la Economía de Red depende a su vez de la evolución de la RUD hacia la completa materialización de la interconexión de redes de telecomunicación de diversa naturaleza, dando lugar a un sistema complejo al que se conectan plataformas de todo tipo generando actividad económica. Si bien el paradigma económico referenciado brinda oportunidades, existen multitud de riesgos y factores que pueden derivar en fracaso. Un ejemplo de ello fue el denominado estallido de la burbuja de las punto com, término con el que se identifica la caída en Bolsa de las acciones en el mercado electrónico en EEUU, y la consecuente quiebra de múltiples empresas dedicadas a las TIC y a la oferta de servicios en Internet.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Negocios