jueves, 18 de marzo de 2010

Un pequeño atisbo del potencial de las técnicas de análisis basadas en redes sociales

Nov 10, 2009
El análisis de redes sociales, estudiado con profundidad en ciencias como la sociología, la antropología sociocultural o la psicología social, constituye una nueva herramienta en la resolución de problemas multidisciplinares. Es aplicable a todos los campos en los que pudiera existir cualquier tipo de relación entre elementos de un conjunto desde células, hasta estructuras familiares o relaciones entre estados gubernamentales, con facilidades para soportar la escalabilidad necesaria para pasar del estudio de relaciones casi atómicas, a las interpersonales o internacionales.
 

De esta manera, el análisis basado en redes sociales se centra en el estudio de los enlaces de conexión entre nodos de un sistema- de las relaciones entre individuos o grupos de individuos-, por encima de los atributos particulares de cada uno de ellos –la raza, edad, ingresos, educación…-. Al centrarse en las relaciones de dichos nodos y no en las características de los mismos, esta técnica está siendo capaz de abordar estudios desde una perspectiva diferente a la de otras ciencias. La difusión de información y el contagio de enfermedades son dos ejemplos de ello, en los que la estructura de las relaciones puede llegar a ser más relevante que las características de los individuos, o por lo menos, información clave para conocer los procesos que los determinan.

El mapa de una red social puede ayudar entre otras muchas posibilidades a determinar cómo las organizaciones interactúan entre ellas. Como toma de contacto, dicho mapa se puede caracterizar cuantitativamente, además de por el número de nodos, enlaces y la representación de sus conexiones, según múltiples y diversas métricas, como por ejemplo la densidad (resultante de dividir la suma de los enlaces existentes entre nodos, por el número teórico de enlaces que podrían llegar a existir en dicha red), la reciprocidad (el número de enlaces unidireccionales que representan relaciones recíprocas entre nodos, dividido entre el número total de enlaces unidireccionales existentes en la red) o los grados de separación entre nodos de la red (distancia media, medida en saltos, entre todas las parejas de nodos posibles dentro de la red).


Figura 1: Grafo de red social sencilla y métricas básicas de una red simple.

En relación al crecimiento y expansión de las redes sociales, la probabilidad p de que un usuario u entre a formar parte de una determinada red C, depende –entre otros múltiples factores- del número k de contactos del individuo que ya estén en dicha red, tripleta (u,C,k), siguiendo una tendencia expresada por la relación exponencial:

P(k)= a•log(k)+b

Figura 2: Probabilidad de nuevo miembro según el número de contactos dentro de la red y la relación entre estos.

Donde a y b dependen en gran medida de la posible existencia de relación directa entre los k contactos de u entre sí. Así, la probabilidad de que un usuario u se adhiera a una red social depende no sólo del número de personas que conozca dentro de ella, sino también de cómo están conectadas. Cuanto mayor es el número de conocidos dentro de una red, y más relación existe entre ellos, mayor es la probabilidad de que el usuario se adhiera a dicha red.

En el crecimiento y expansión de las redes también influyen otros muchos factores, como el tipo de subestructuras dentro de ella, que se generan entre los nodos componentes de la misma. De esta manera, las redes en las que existe un número alto de subestructuras de 3 nodos con relaciones de amistad mutua entre dichos componentes, crecen significativamente más despacio que aquéllas en las que no se manifiestan estos esquemas de conexión. Lógicamente, en el crecimiento de una red influyen otros múltiples indicadores asociados tanto a dicha red como al usuario: el número de miembros y las relaciones entre ellos (adyacencias), la actividad global de la comunidad y de cada uno de sus componentes, la distancia media entre nodos, el volumen de personas que superan un determinado número k (con k≥1) de conocidos en la red o la naturaleza de los enlaces, hasta completar una larga lista parámetros.

La estructura de las redes sociales, atendiendo a la teoría de grafos, guarda estrecha relación con su propósito o fin específico. Así, aquéllas de ámbito general destinadas a las relaciones entre individuos en condiciones de igualdad (o similitud) prácticamente carecen de estructura definida y normalizada, dada la ausencia de clasificaciones jerárquicas preestablecidas. No obstante, resulta cierto que en estas comunidades existen usuarios líderes, capaces de actuar como centralizadores de la actividad o canalizadores, gracias a su posición destacada dentro de un grupo.

Figura 3: Grafo de una red de propósito general y otra jerárquica y de fin específico.

Sin embargo, en aquellas redes sociales con un propósito definido, específico y conocido, sobre todo en las destinadas al establecimiento de contacto y relaciones entre profesionales, sí se distinguen estructuras ordenadas e incluso jerárquicas fruto no sólo de las relaciones entre nodos sino de la naturaleza de éstos (como la posición jerárquica que puedan ocupar las personas dentro de una empresa o corporación). De esta manera, existen nodos con una posición relevante en su comunidad gracias a los enlaces que tienen establecidos con otros nodos también importantes en sus grupos sociales. A esta clase de nodos se les denomina hubs.

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