Nov 10, 2009
El análisis de redes sociales, estudiado  con profundidad en ciencias como la sociología, la antropología  sociocultural o la psicología social, constituye una nueva herramienta  en la resolución de problemas multidisciplinares. Es aplicable a todos  los campos en los que pudiera existir cualquier tipo de relación entre  elementos de un conjunto desde células, hasta estructuras familiares o  relaciones entre estados gubernamentales, con facilidades para soportar  la escalabilidad necesaria para pasar del estudio de relaciones casi  atómicas, a las interpersonales o internacionales.
De esta manera, el análisis basado en  redes sociales se centra en el estudio de los enlaces de conexión entre  nodos de un sistema- de las relaciones entre individuos o grupos de  individuos-, por encima de los atributos particulares de cada uno de  ellos –la raza, edad, ingresos, educación…-. Al centrarse en las  relaciones de dichos nodos y no en las características de los mismos,  esta técnica está siendo capaz de abordar estudios desde una perspectiva  diferente a la de otras ciencias. La difusión de información y el  contagio de enfermedades son dos ejemplos de ello, en los que la  estructura de las relaciones puede llegar a ser más relevante que las  características de los individuos, o por lo menos, información clave  para conocer los procesos que los determinan.
El mapa de una red social puede ayudar  entre otras muchas posibilidades a determinar cómo las organizaciones  interactúan entre ellas. Como toma de contacto, dicho mapa se puede  caracterizar cuantitativamente, además de por el número de nodos,  enlaces y la representación de sus conexiones, según múltiples y  diversas métricas, como por ejemplo la densidad (resultante de dividir  la suma de los enlaces existentes entre nodos, por el número teórico de  enlaces que podrían llegar a existir en dicha red), la reciprocidad (el  número de enlaces unidireccionales que representan relaciones  recíprocas entre nodos, dividido entre el número total de enlaces  unidireccionales existentes en la red) o los grados de separación entre  nodos de la red (distancia media, medida en saltos, entre todas las  parejas de nodos posibles dentro de la red).
Figura 1: Grafo de red social  sencilla y métricas básicas de una red simple.
En relación al crecimiento y expansión de  las redes sociales, la probabilidad p de que un usuario u entre a  formar parte de una determinada red C, depende –entre otros múltiples  factores- del número k de contactos del individuo que ya estén en dicha  red, tripleta (u,C,k), siguiendo una tendencia expresada por la relación  exponencial:
P(k)=  a•log(k)+b
Figura 2: Probabilidad de nuevo  miembro según el número de contactos dentro de la red y la relación  entre estos.
Donde a y b dependen en gran medida de la  posible existencia de relación directa entre los k contactos de u entre  sí. Así, la probabilidad de que un usuario u se adhiera a una red  social depende no sólo del número de personas que conozca dentro de  ella, sino también de cómo están conectadas. Cuanto mayor es el número  de conocidos dentro de una red, y más relación existe entre ellos, mayor  es la probabilidad de que el usuario se adhiera a dicha red.
En el  crecimiento y expansión de las redes también influyen otros muchos  factores, como el tipo de subestructuras dentro de ella, que se generan  entre los nodos componentes de la misma. De esta manera, las redes en  las que existe un número alto de subestructuras de 3 nodos con  relaciones de amistad mutua entre dichos componentes, crecen  significativamente más despacio que aquéllas en las que no se  manifiestan estos esquemas de conexión. Lógicamente, en el crecimiento  de una red influyen otros múltiples indicadores asociados tanto a dicha  red como al usuario: el número de miembros y las relaciones entre ellos  (adyacencias), la actividad global de la comunidad y de cada uno de sus  componentes, la distancia media entre nodos, el volumen de personas que  superan un determinado número k (con k≥1) de conocidos en la red o la  naturaleza de los enlaces, hasta completar una larga lista parámetros.
La  estructura de las redes sociales, atendiendo a la teoría de grafos, guarda estrecha relación con su  propósito o fin específico. Así, aquéllas de ámbito general destinadas a  las relaciones entre individuos en condiciones de igualdad (o  similitud) prácticamente carecen de estructura definida y normalizada,  dada la ausencia de clasificaciones jerárquicas preestablecidas. No  obstante, resulta cierto que en estas comunidades existen usuarios  líderes, capaces de actuar como centralizadores de la actividad o  canalizadores, gracias a su posición destacada dentro de un grupo.
Figura 3: Grafo de una red de propósito  general y otra jerárquica y de fin específico.
Sin embargo, en aquellas redes sociales con un  propósito definido, específico y conocido, sobre todo en las destinadas  al establecimiento de contacto y relaciones entre profesionales, sí se  distinguen estructuras ordenadas e incluso jerárquicas fruto no sólo de  las relaciones entre nodos sino de la naturaleza de éstos (como la  posición jerárquica que puedan ocupar las personas dentro de una empresa  o corporación). De esta manera, existen nodos con una posición  relevante en su comunidad gracias a los enlaces que tienen establecidos  con otros nodos también importantes en sus grupos sociales. A esta clase  de nodos se les denomina  hubs.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario