Durante los últimos años, la empresa Burés, S.A. ha  estado sentando las bases de una nueva manera de enfocar el uso de la  vegetación en la arquitectura. Para ello ha desarrollado una serie de  técnicas innovadoras que permiten separar la jardinería tradicional de  una nueva jardinería que se basa en el cálculo, en la compensación de  CO2 y en la gestión de recursos.
BURESINNOVA,  la sección de innovación de la empresa, ha iniciado nuevos proyectos  que tienen como finalidad aplicar técnicas de sostenibilidad  considerando la vegetación y los condicionantes naturales que le  afectan. Estas nuevas técnicas permitirán dar un paso más en el campo de  la jardinería utilizando el cálculo matemático para compensar los  excesos de CO2 emitidos por los edificios y la actividad humana, y pasa a  formar parte de un cambio conceptual a nivel global de respeto al medio  ambiente.
BURÉS  aplica técnicas de jardinería sostenible en la arquitectura para cubrir  más allá de la superficie del suelo e incorporar una tercera dimensión  en la jardinería: jardines colgantes, cubiertas vegetales, paredes y  muros vegetales y jardines y huertos urbanos hidropónicos.
La  Dra. Silvia Burés, directora de la empresa BURÉS S.A., y el Dr. Miguel  Urrestarazu, de la Universidad de Almería, han patentado un nuevo  sistema para la construcción de paredes vegetales. Se trata de unidades  de cultivo constituidas en un sistema cerrado que recuperan y reutilizan  los drenajes sobrantes evitando los vertidos sobre el medio y emplean  energía fotovoltaica y materiales reciclados y reciclables para su  construcción. Este desarrollo utiliza las técnicas de la hidroponía y  del cultivo sin suelo y las aplica en la jardinería de las  edificaciones.
Las  cubiertas y muros vegetales son recubrimientos naturales que protegen,  impermeabilizan y aíslan tanto térmica como acústicamente, es decir,  preservan de la radiación solar y aprovechan el efecto amortiguador del  manto vegetal, consiguiendo reducir las pérdidas y ganancias excesivas  de energía o calor producidas a través de la cubierta o de la pared del  edificio. Este efecto incrementa la eficiencia energética del edificio.
Al  poder aislante de la construcción se añade el de la cubierta vegetal,  lo que provoca una reducción considerable del gasto de calefacción y con  ello, de las emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera, además del  hecho que a su vez, la vegetación actúa como sumidero de CO2  compensando las emisiones de la edificación, mejora el microclima del  entorno, proporciona oxígeno y en definitiva, contribuye a reducir el  calentamiento global.
La  solución patentada, consiste en el desarrollo de un módulo cerrado  individual e independiente, cuya repetición constituye una pared vegetal  que resuelve una serie de deficiencias existentes hasta la fecha y  conforma un muro vegetal sostenible. Entre sus ventajas, además de la  eficiencia energética, destaca la posibilidad de reutilizar el agua  sobrante, ya que funciona como un sistema cerrado que permite la  recogida de los drenajes, y evita la contaminación entre diferentes  secciones, así como el paso de exudados de las raíces entre módulos.
Cada  módulo, similar a un ladrillo, está compuesto por plástico reciclado y  reciclable. Éstos poseen unas dimensiones estándares de 60 por 40  centímetros, tamaño que facilita su manipulación. A su vez, dichos  módulos se organizan en unidades de 4,8 metros de ancho por 2,4 metros  de altura, las cuales se repiten hasta obtener la pared deseada. Con  este diseño se contempla la posibilidad de reemplazar módulos de forma  totalmente independiente.

La  pared vegetal BURESINNOVA cuenta con el empleo de energía fotovoltaica  para el funcionamiento del riego y de la depuración de los drenajes  sobrantes. Tanto la bomba utilizada en el sistema de fertirrigación,  como el sistema de desinfección de las aguas, son alimentados por placas  solares externas que permiten su independencia energética, lo que  facilita su instalación en zonas donde no existe suministro eléctrico.  El grado de automatización del sistema de fetirrigación depende de la  demanda del consumidor, es decir, podrá ser manual, totalmente autómata o  bien tratarse de un sistema mixto. 
Este muro permite el cultivo  de cualquier planta ornamental, incluso favorece la creación de mosaicos  vegetales, combinando plantas de distintas necesidades de riego; al  permitir adecuar los suministros a las necesidades propias de cada  especie podrán cultivarse, por ejemplo, helechos junto a plantas  mediterráneas cuyas necesidades hídricas difieren considerablemente.Al  superponer los módulos, el observador solo aprecia una pared verde  continua cuyos elementos de fertirriego y drenaje se encuentran  camuflados en la parte trasera. Esta disposición, además de permitir un  ambiente más natural, evita acciones vandálicas cuando se utilizan en  lugares públicos. 
El muro vegetal cuenta con un sistema estándar  de anclaje a la pared del inmueble. No obstante, puede ir también  anclado sobre el suelo.
            
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