Con  el trabajo freelance sucede como con casi todo: una cosa es lo que  esperas, y otra bastante distinta lo que encuentras al final. Esto no  tiene por qué ser negativo. Es, simplemente, la diferencia entre  nuestras expectativas iniciales -basadas en prejuicios e ideas  preconcebidas- y la realidad.
Estas son algunas de las cosas que nos imaginamos que vamos a encontrar en nuestra actividad como freelance:
1. Voy a trabajar menos horas
Es fácil pensar que, puesto que el trabajo depende de nosotros, no  hay ningún jefe por encima y no tenemos un horario fijo, podemos  organizarnos de otra manera para trabajar menos horas. Pero esto no  siempre es así.
Es cierto es que como freelancers nos ahorramos el tiempo de  desplazamiento al trabajo, que en las grandes ciudades no es poco. Pero  también es cierto que, a medida que vamos consiguiendo clientes, vamos  acumulando tareas y compromisos de entrega. Decir “no” resulta muy  complicado cuando no sabes qué oportunidades surgirán al día siguiente…  Así que, si todo marcha bien, las tareas se acumulan, y podemos acabar  trabajando un número de horas [muy] superior al de cualquier empleado en  una empresa.
Eso por no hablar de los profesionales que compaginan ambas  actividades. Para ellos, el trabajo freelance siempre es un “añadido” de  horas frente a la jornada laboral “ordinaria”.
2. Puedo seleccionar los proyectos en los que quiero trabajar
En teoría, esta asunción es correcta: como profesional freelance  puedes realizar solo aquellos proyectos que te atraigan, te interesen,  te motiven, te satisfagan… Pero lo cierto es que si quieres mantenerte  en el mercado, y no tienes otra vía de ingresos, al final vas a tener  que aceptar muchos otros proyectos que en principio no te parecerán tan  interesantes.
Incluso tus buenos clientes, aquellos que normalmente te proponen  trabajos atractivos, en algunas ocasiones acudirán a ti con proyectos  rutinarios, grises y aburridos. Decir que no en esos casos resulta  difícil, y puede que bastante arriesgado.
3. No tengo que trabajar con gente complicada
Toda la gente complicada está en la oficina, ¿no es cierto? Jefes  incompetentes, compañeros con un carácter difícil, gente que se dedica a  pasarle su parte de trabajo a los demás, personas que frenan cualquier  tipo de innovación y creatividad, etc.
Tendemos a pensar que si abandonamos la oficina y empezamos a  trabajar por nuestra cuenta conseguiremos librarnos de estos problemas.  Pero esto no es del todo cierto. Porque como freelancers vamos a tener  que gestionar a un montón de clientes que no van a ponérnoslo fácil. Y  además, tendremos que responder en primera persona, dando la cara con  nuestro trabajo, con nuestra gestión del proyecto, y con nuestra  capacidad de comunicación.
Ya no vamos a poder llamar a un jefe de proyecto, ni a un gerente,   para que solucione una situación complicada. Tendremos que ser nosotros  los encargados de deshacer el nudo.
4. Puedo mantener mi nivel de ingresos anterior desde el principio
Como freelancer se puede vivir bien, y ganar tanto dinero -o más- que  como asalariado. Pero normalmente lleva su tiempo conseguir un nivel de  ingresos suficiente: hay que conseguir clientes, hay que ampliar la red  de contactos profesionales y el número de proyectos, etc. Los inicios  son el punto más complicado. Por eso tantos profesionales comienzan  compaginando su trabajo como asalariados con pequeños proyectos por su  cuenta. Más adelante, cuando ya tienen clientes habituales y algunos  ahorros, pueden considerar la posibilidad de dar el salto.
5. Contrataré gente para que haga el trabajo por mí
Es  cierto que algunos freelancers subcontratan parte del trabajo que   consiguen. Pero esto no suele ocurrir hasta que su actividad está   bastante consolidada y:
1.Tienen suficiente trabajo como para subcontratarlo
2.Conocen a otros profesionales de confianza capaces de realizar el trabajo con garantías
3. Han adquirido la experiencia suficiente para gestionar proyectos en los que hay varios actores implicados
En  resumen, subcontratar -pasarle el trabajo a otro- no resulta tan   sencillo. De hecho, lo más común es que el profesional freelance tenga   que realizar todo el trabajo por su cuenta. No solo las tareas   estrictamente relacionadas con el proyecto, sino también  otras  tareas   asociadas a nuestra actividad: pago de impuestos, formación, etc.
6. Antes de hacerme freelance necesito acumular mucha experiencia
Muchas personas esperan años y años antes de empezar a trabajar por  su cuenta. Pero esto no tiene por qué ser así. De la misma forma que en  todas las empresas hay gente que acaba de empezar a trabajar, y que  lógicamente todavía no tiene experiencia, en el campo freelance hay  profesionales que han dado el salto nada más terminar sus estudios. Lo  tienen muy claro y prefieren adquirir su experiencia directamente como  profesionales autónomos.
Al final se trata de asumir que en el campo freelance -como en el  asalariado- podemos encontrar todos los niveles de experiencia, y que el  nivel de experiencia suele ir asociado al nivel de retribución: un  recién llegado difícilmente va a cobrar como un profesional con años de  trabajo.
Puedes consultar el artículo Freelancing Dreams vs. Freelancing Reality, publicado por Laura Spencer en FreelanceFolder.
 

No hay comentarios:
Publicar un comentario